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Trastorno de Personalidad Esquizoide


Se caracteriza por un patrón de desapego en las relaciones sociales. La persona que padece este trastorno, tiene dificultad al expresar sus emociones y lo hace normalmente de manera restringida, especialmente cuando se comunica con los demás.  Aparenta tener falta de deseo íntimo y evitará relaciones estrechas. A menudo prefiere pasar tiempo a solo/a, que socializar o estar en un grupo de personas.  En términos sociales, esta persona es catalogada como la típica solitaria.  Tiene dificultad para expresar si ira, incluso en respuesta a una provocación, lo cual da la impresión de que no tiene emociones.  A veces su vida parece estar sin dirección y aparenta estar a la deriva con respecto a sus metas. Esta persona, a menudo reacciona de manera pasiva ante las circunstancias adversas y tiene dificultad para responder apropiadamente con respecto a eventos importantes de la vida.  Debido a su falta de habilidades sociales y falta de deseo de experiencias sexuales, tiene muy pocos amigos, con muy poca frecuencia sale en citas y comúnmente no se casa.  El funcionamiento del empleo o trabajo está dañado, particularmente si requiere una participación interpersonal; pero puede irle muy bien si su trabajo le permite el aislamiento social.

Este trastorno se presenta en la edad adulta joven en una variedad de contextos y se presenta más en hombres que en mujeres:


·          No desea ni disfruta de relaciones estrechas, incluyendo ser parte de una familia.  
·          Casi siempre, elige actividades solitarias.
·          Tiene poco interés en tener experiencias sexuales con otra persona.
·          Le agradan muy pocas actividades.
·          Falta de amigos cercanos o confidentes, diferente a los familiares cercanos.
·          Aparenta indiferencia ante los halagos o criticas.
·          Muestra una frialdad emocional, desapego.


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TRASTORNO DE PERSONALIDAD ANTISOCIAL (TPA)


Se caracteriza por un patrón de conducta de ignorar los derechos de las personas, a menudo, cruzando el límite y violación de los derechos. Comúnmente, comienza en la niñez o adolescencia y continúa durante la vida adulta.  Regularmente, este trastorno está referido a la psicopatía y sociopatía.

La persona que padece este trastorno, frecuentemente tiene falta de empatía y tiende a ser cínico y despreciativo con los sentimientos, derechos y sufrimiento de la gente.  Puede auto-evaluarse  como inflado y arrogante (por ejemplo, sentir que un trabajo ordinario está por debajo de él o no  es realista con respecto a sus problemas) y puede ser excesivamente dogmático, seguro de sí mismo o engreído.  Muestra un encanto superficial, es muy voluble y rebuscado en su forma de hablar (por ejemplo, usa términos técnicos o palabras que puedan impresionar a alguien que no está familiarizado con el  tema en cuestión).  La falta de empatía, la auto-evaluación inflada y el encanto superficial son características que son comúnmente son incluidas en el concepto de psicopatía y pueden ser particularmente distintivas de este trastorno en prisión o en el ámbito forense, donde es probable que sean inespecíficos actos criminales, delictivos o agresivos.  La persona que padece este trastorno, es irresponsable y explotador en sus relaciones sentimentales.

El trastorno de personalidad antisocial se diagnostica en una persona, cuando el patrón de comportamiento antisocial, se ha presentando desde los 15 años de edad (aunque solo se puede  diagnosticar en personas mayores de 18 años) y tiene la mayoría de los siguientes síntomas:

·          Incumplimiento de manera repetida, las normas sociales; estos actos fuera de la ley, son motivos de arresto. 
·          Engaño, como indicativo de mentir repetidamente, usar un alias o estafar a la gente en su propio beneficio o por satisfacción.
·          Impulsividad o incapacidad de planear su futuro.
·          Irritabilidad y agresividad, como indicativo de repetidas peleas físicas o agresiones.
·          Desprecio por su propia seguridad o la de los demás.
·          Irresponsabilidad, indicativo de incapacidad de mantener un trabajo de manera constante o de sus obligaciones económicas.
·          Falta de remordimiento, como indicativo de indiferencia o racionalizar el hecho de haber herido, maltratado o robado a otros.

Las causas de este trastorno, no se saben con exactitud, aunque algunos profesionales en la materia, comentan que los factores son  biológicos y genéticos, psicológicos y sociales; es decir, el factor social está relacionado con la interacción de la persona con su familia, amigos y otros niños; el factor psicológico se relaciona con el temperamento y personalidad, formado por el medio en el que se desarrolla y el aprendizaje de habilidades para manejar el estrés. 


TRASTORNO DE PERSONALIDAD PASIVA-AGRESIVA (TPP-A)


El comportamiento pasivo-agresivo es una forma de convertir el abuso. Cuando alguien nos pega o nos grita, sabes que es un abuso, lo identificamos fácilmente. Convertir el abuso es sutil y velado o disfrazarlo con acciones que aparentan ser normales, como las demostraciones de afecto.
Este trastorno deriva de la incapacidad de expresar la ira en una forma sana. Los sentimientos de la persona que lo padece, pueden ser reprimidos al punto de que no se da cuenta que está enojada o resentida. Puede sacar de quicio a las personas que están a su alrededor y aparentar estar consternada cuando confrontan su comportamiento.

Comportamientos comunes:

Ambigüedad: Rara vez toma con seriedad lo que dice o dice lo que realmente piensa. La mejor forma de saber cómo se siente con respecto a un problema es la forma en la que actúa; normalmente no actúa hasta que causa estrés por su comunicación ambigua.

Falta de memoria: Evita responsabilidades, “olvidándolas”. No es fácil castigar a alguien por olvidar un cumpleaños o una cita o un aniversario.

Culpa: Nunca será responsable de sus acciones. Si no le puede echar la culpa a alguien más, entonces buscará alguna otra excusa como el tráfico de la ciudad, problemas en su trabajo, etc.  Jamás tendrá la culpa; todas las circunstancias o personas a su alrededor la tendrán y deben de ser castigas por eso.

Falta de ira: Nunca expresa su ira. El pasivo-agresivo le han enseñado de niño, que la ira es inaceptable, por lo tanto, vive lleno de ira; es complaciente y luego lo echara en cara de manera muy sutil.

Miedo a la dependencia: Según Scott Wetlzer, autor de “Viviendo con un hombre Pasivo-Agresivo” dice: “Inseguro de su autonomía y miedo a estar solo, pelea contra la necesidad de dependencia, usualmente tratando de controlarte. Él quiere que pienses que no depende de ti pero se une a sí mismo más de lo que está dispuesto a admitir.  Sus relaciones pueden convertirse en campos de batalla, donde solo él puede reclamar la victoria si niega su necesidad de tu apoyo.”

Miedo a la intimidad: A menudo no puede confiar, debido a eso es que se protege a sí mismo de estar íntimamente unido a alguien. Tendrá sexo pero rara vez hará el amor.  Si se siente unido a alguien, puede castigar a su pareja sin sexo.

Obstruccionismo: Para la persona que padece este trastorno, es importante que la pareja no obtenga lo que quiere. Actuará como si le estuviera dando lo que quiere, pero rara vez seguirá adelante con dar lo que le piden. Es muy confuso tener a alguien que aparenta querer dar y no lo hace en realidad. La pareja empezará a sentir que pide demasiado, lo cual es exactamente lo que él/ella quiere que sienta su pareja.

Victimización: Siente que es tratado injustamente. Por ejemplo, si la pareja se siente triste o enojado porque él/ella constantemente llega tarde, se ofenderá porque en su cabeza, alguien más tiene la culpa de su demora. Siempre será la víctima inocente de las expectativas poco razonables de las personas que lo rodean.

No comprometido: Cree que las fechas límites son para todos menos para el/ella. Hará las cosas a su tiempo y modo programados y maldecirá a las personas que esperen algo diferente de él/ella.

Trastorno de Personalidad Paranoica (TPP)


La persona con este trastorno generalmente se caracterizan por tener un patrón de profunda desconfianza y recelo hacia otras personas; cree que los motivadores de otras personas son sospechosos o incluso malévolos; asume que otras personas pueden explotar contra él o ella, dañarlo o engañarlo aunque no haya evidencia de que ese comportamiento. Mientras que es bastante normal para cualquier persona tener cierto grado de paranoia acerca de ciertas situaciones en su vida (como el hecho de ser despedido de su empleo), una persona con personalidad paranoica lleva ese hecho al extremo, tanto sus relaciones personales como profesionales.
Generalmente le cuesta trabajo llevarse bien con las personas y a menudo tiene problemas en sus relaciones cercanas; su excesivo recelo y hostilidad puede ser expresada en argumentos, en  recurrentes quejas o estando callado, aparentemente es indiferente de manera hostil; porque está vigilando a potenciales trucos, puede actuar en guardia, reservado o distraído  y aparentar ser “frío” y con falta de sentimientos tiernos. Sin embargo, puede aparentar ser objetivo, racional y sin emociones, a menudo muestra una serie de afectos lábiles con hostilidad, obstinado y expresiones sarcásticas predominantes.  Su naturaleza combativa y suspicaz puede provocar que las demás personas tengan una respuesta hostil, lo cual sirve para confirmar sus especulaciones originales.
Debido a que la persona con este trastorno tiene desconfianza en otros, tiene una excesiva necesidad de ser auto-suficiente y con un fuerte sentido de autonomía. También necesitan tener control sobre las personas que lo rodea; comúnmente es rígido y crítico con otros e incapaz de colaborar; tiene mucha dificultad para aceptar la crítica.

La desconfianza y recelo permanente hacia las demás personas, hace que las acciones que tienen la gente, las interpreten como malévolas.  Este trastorno comienza en la adultez joven y se presenta en varios contextos que son los siguientes:


·          Sospecha sin suficientes bases, que otras personas quieren dañarlo o engañarlo.
·          Está preocupado por la lealtad y la integridad de sus amigos y gente que lo rodea, injustificadamente.
·          Esta renuente a confiar en otros porque el miedo injustificado de que la información que proporcione sea utilizada en su contra-
·          Ve amenazas ocultas en palabras o eventos benignos.
·          Guarda rencor de manera persistente; son imperdonables los insultos y desprecios.
·          Percibe ataques a su carácter o reputación, aunque para los demás no sea aparente, y responde de manera agresiva y en contra ataque.
·          Tiene recurrentes sospechas, sin justificación, con respecto a la fidelidad de su pareja.

Como todos los trastornos de personalidad, la persona debe de tener por lo menos 18 años de edad antes de ser diagnosticado con cualquier trastorno.  El TPP es más frecuente en hombres que en mujeres y se presenta entre .5 y 2.5 por ciento de la población general.  Generalmente, este trastorno disminuye su intensidad con la edad, como es el caso de los trastornos de personalidad.

Las causas de este trastorno, no se saben con exactitud, aunque algunos profesionales en la materia, comentan que los factores son  biológicos y genéticos, psicológicos y sociales; es decir, el factor social está relacionado con la interacción de la persona con su familia, amigos y otros niños; el factor psicológico se relaciona con el temperamento y personalidad, formado por el medio en el que se desarrolla y el aprendizaje de habilidades para manejar el estrés.  

Trastorno de Personalidad Dependiente (TDP)


En este desorden, el individuo tiene una profunda y excesiva necesidad de ser cuidado, lo que conduce a un comportamiento de sumisión y adhesión y temor a la separación.  Los comportamientos de sumisión y dependencia, se generan del sentimiento de ser incapaz de hacer frente a situaciones sin la ayuda de otras personas.  Se diagnostica cuando estos comportamientos se hacen persistentes. Este trastorno de personalidad, comienza en la niñez o en la temprana adultez; se presenta de igual forma en hombres y mujeres, por lo que debe de diagnosticarse con mucho cuidado ya que en niños y adolescentes su apropiado desarrollo está en juego.
La persona que la padece, no confía en la habilidad de tomar decisiones por sí mismo, por lo que se altera mucho con las separaciones y perdidas; esto lo obliga a hacer todo lo posible por mantener la relación, incluso sufrirá abuso si es necesario. Hará una gran esfuerzo por complacer a los demás.  Es un desorden de personalidad muy común pero hay poca investigación con respecto a un tratamiento efectivo. Sin embargo, terapia de comportamiento cognitivo y terapia  interpersonal son parcialmente efectivas contra este desorden.  Medicar antidepresivos pueden ayudar a tratar la ansiedad y depresión que son acompañantes de este desorden. Los avances positivos pueden ser vistos con terapia de largo término.
Los síntomas de este trastorno son:
·          Incapacidad para tomar decisiones de cualquier tipo, por ejemplo que vestir sin consultar el consejo de alguien más.  
·          Evita responsabilidades actuando de forma pasiva e indefenso. Depende de un esposo (a) o amigo para tomar decisiones de donde vivir o donde trabajar.
·          Intenso temor de abandono y sentirse devastado o impotente cuando la relación termina. Personas con este trastorno, buscaran una nueva relación para satisfacer su necesidad de dependencia.
·          Es demasiado sensible a la crítica.
·          Pesimista y falta de confianza en sí mismo, incluyendo el sentimiento de que es incapaz de cuidarse a si mismo.
·          Evita estar en desacuerdo con otras personas por miedo a perder apoyo o aprobación.
·          Inhabilidad de iniciar proyectos o tareas debido a la falta de confianza en sí mismo.
·          Dificultad para estar solo.
·          Disposición para tolerar  maltrato  y abuso por parte de otras personas.
·          Poner las necesidades de sus “cuidadores” por encima de la suyas.
·          Tendencia a ser ingenuo y fantasioso.

Las investigaciones al respecto de qué causa este trastorno, muestran que involucra factores biológicos y de desarrollo, es decir personas con padres sobreprotectores o autoritarios, son más susceptibles a desarrollar este trastorno.
Para diagnosticar el Trastorno de Personalidad Dependiente (TPD).
El diagnostico de TPD debe distinguirse del Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), ya que ambos tienen síntomas similares. En TLP la persona que lo padece, responde al temor al  abandono  con sentimientos rabia y vacío. Con el TDP, la persona que lo padece, responde al temor con sumisión y busca una relación para mantener su dependencia.
Para tratar ese  desorden, es necesario acudir a terapia; pero la persona que lo padece no la buscará por su propia iniciativa, sólo lo hará cuando ya no pueda soportar más su estado de depresión y ansiedad, síntomas propios de este trastorno.

Trastornos sexuales


Los trastornos sexuales se conocen como Parafilias, que se define como comportamientos sexuales en los cuales son necesarios usar objetos o escenarios para lograr la excitación sexual. Ocho tipos de parafilias se conocen que se agrupan en tres categorías.   Hay dos tipos de preferencias de objetos no humanas: el fetichismo y el travestismo.

Tipos de trastornos:

Fetichismo: Se da cuando una persona se excita sexualmente con objetos inanimados. Se puede manifestar de dos formas, una más extrema que la otra. Una forma está asociada con el coito con algunos objetos, frecuentemente bragas femeninas u otro tipo de ropa interior.  Esto es relativamente inofensivo si la acción es tomada como juego y es aceptada por la pareja de la persona. Enfocarse en ciertas partes del cuerpo como pies, cabello, orejas, etc.; aparte de las zonas erógenas, puede convertirse en fetichismo.  La forma extrema del fetichismo es cuando un objeto inanimado, sustituye completamente a la pareja humana, como la ropa interior, botas y zapatos, o algunos objetos texturizados como seda o terciopelo.  Aquí, el orgasmo se logra cuando la persona está sola, acariciando el objeto.

Travestismo: Se da cuando la persona alcanza la excitación sexual con el travestismo. Es muy raro encontrarlo en mujeres así que la parte masculina de esta parafilia se usará como ejemplo.  Dos diferentes propósitos se asocian con este hecho en diferentes individuos: En un aspecto, el hombre busca intensificar la excitación sexual en las relaciones con la pareja, con vestirse parcialmente como mujer. En el otro aspecto, el hombre actúa como mujer durante la relación sexual, lo cual sugiere algún tipo de problema de identidad de género, pero no necesariamente homosexualidad.

Sadismo y masoquismo: El termino sádico se deriva de las violentas hazañas sexuales del Marques de Sade. Sádico se aplica a las personas que sienten excitación con respecto al dolor de otros.  El término masoquista se deriva de los escritos de Leopold Von Sacher-Masoch donde los personajes buscan que las mujeres los golpeen. Masoquista se aplica a personas que se excitan con su propio dolor. Por lo tanto, sádicos y masoquistas van de la mano, una depende de la otra; el peligro de estas necesidades es que pueden llegar a ser tratos sucesivamente más brutales para satisfacer las necesidades sexuales.

Exhibicionismo: Es la exposición de los genitales en un lugar público; desde el punto de vista psicológico, hay tres rasgos característicos: primero, siempre es realizado por mujeres desconocidas; segundo, siempre se hace en lugares donde la relación sexual es casi imposible, por ejemplo en un centro comercial lleno de gente: tercero, debe de ser impresionante para la mujer desconocida o puede perder su poder de producir excitación sexual en el individuo.  Los exhibicionistas no son agresivos y son considerados más molestos o desagradables que peligrosos.

Voyerismo: Ver fotografías o situaciones excitantes sexuales es relativamente común y normal.  La diferencia entre esto y el voyerismo es que una observación normal es un preludio para la actividad sexual; en el voyerista, la experiencia remplaza la actividad sexual normal. Sin embargo, el voyerismo existe en una persona que se involucra en una actividad heterosexual, es decir le gusta ver el acto sexual.

Pedofilia: Es el acto derivado de la excitación sexual a través del contacto físico con niños.  Esta parafilia es radicalmente diferente del exhibicionismo y el voyerismo, ya que tiene un severo impacto dañino por una falta de consentimiento del niño.  Comúnmente, el pedófilo es alguien que tiene acceso al niño, es decir que conoce al niño, de esta forma el niño y/o el padre no tienen razón para sospechar que el individuo tiene una orientación pedófila. 

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