En este desorden,
el individuo tiene una profunda y excesiva necesidad de ser cuidado, lo que
conduce a un comportamiento de sumisión y adhesión y temor a la
separación. Los comportamientos de
sumisión y dependencia, se generan del sentimiento de ser incapaz de hacer
frente a situaciones sin la ayuda de otras personas. Se diagnostica cuando estos comportamientos se
hacen persistentes. Este trastorno de personalidad, comienza en la niñez o en
la temprana adultez; se presenta de igual forma en hombres y mujeres, por lo
que debe de diagnosticarse con mucho cuidado ya que en niños y adolescentes su
apropiado desarrollo está en juego.
La persona que
la padece, no confía en la habilidad de tomar decisiones por sí mismo, por lo
que se altera mucho con las separaciones y perdidas; esto lo obliga a hacer
todo lo posible por mantener la relación, incluso sufrirá abuso si es
necesario. Hará una gran esfuerzo por complacer a los demás. Es un desorden de personalidad muy común pero
hay poca investigación con respecto a un tratamiento efectivo. Sin embargo,
terapia de comportamiento cognitivo y terapia
interpersonal son parcialmente efectivas contra este desorden. Medicar antidepresivos pueden ayudar a tratar
la ansiedad y depresión que son acompañantes de este desorden. Los avances
positivos pueden ser vistos con terapia de largo término.
Los síntomas de
este trastorno son:
·
Incapacidad para tomar decisiones de cualquier
tipo, por ejemplo que vestir sin consultar el consejo de alguien más.
·
Evita responsabilidades actuando de forma pasiva
e indefenso. Depende de un esposo (a) o amigo para tomar decisiones de donde
vivir o donde trabajar.
·
Intenso temor de abandono y sentirse devastado o
impotente cuando la relación termina. Personas con este trastorno, buscaran una
nueva relación para satisfacer su necesidad de dependencia.
·
Es demasiado sensible a la crítica.
·
Pesimista y falta de confianza en sí mismo,
incluyendo el sentimiento de que es incapaz de cuidarse a si mismo.
·
Evita estar en desacuerdo con otras personas por
miedo a perder apoyo o aprobación.
·
Inhabilidad de iniciar proyectos o tareas debido
a la falta de confianza en sí mismo.
·
Dificultad para estar solo.
·
Disposición para tolerar maltrato
y abuso por parte de otras personas.
·
Poner las necesidades de sus “cuidadores” por
encima de la suyas.
·
Tendencia a ser ingenuo y fantasioso.
Las
investigaciones al respecto de qué causa este trastorno, muestran que involucra
factores biológicos y de desarrollo, es decir personas con padres
sobreprotectores o autoritarios, son más susceptibles a desarrollar este
trastorno.
Para
diagnosticar el Trastorno de Personalidad Dependiente (TPD).
El diagnostico
de TPD debe distinguirse del Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), ya que
ambos tienen síntomas similares. En TLP la persona que lo padece, responde al
temor al abandono con sentimientos rabia y vacío. Con el TDP,
la persona que lo padece, responde al temor con sumisión y busca una relación
para mantener su dependencia.
Para tratar
ese desorden, es necesario acudir a
terapia; pero la persona que lo padece no la buscará por su propia iniciativa,
sólo lo hará cuando ya no pueda soportar más su estado de depresión y ansiedad,
síntomas propios de este trastorno.
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